El sueño de calidad es esencial para el bienestar mental y físico. La falta de sueño puede exacerbar los síntomas de la ansiedad y la depresión, y a su vez, los problemas de salud mental pueden dificultar el sueño. La National Sleep Foundation recomienda entre 7 y 9 horas de sueño por noche para los adultos, pero muchos no alcanzan esta meta.

El sueño insuficiente afecta la función cognitiva, la memoria y el estado de ánimo. Además, la falta de sueño está asociada con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Para mejorar la calidad del sueño, los expertos sugieren establecer una rutina de sueño regular, crear un ambiente propicio para dormir y evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse.

La terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I) es una opción efectiva para quienes sufren de problemas de sueño crónicos. Esta terapia ayuda a identificar y modificar los pensamientos y comportamientos que interfieren con el sueño, promoviendo un descanso más reparador.