El estrés crónico no solo afecta nuestra salud mental, sino también nuestro sistema inmunológico. La exposición prolongada al estrés puede debilitar nuestras defensas naturales, haciéndonos más susceptibles a enfermedades. Un estudio realizado por la American Psychological Association encontró que el estrés prolongado puede reducir la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes.
Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo libera cortisol y otras hormonas del estrés que pueden inhibir la función del sistema inmunológico. Este estado de alerta constante puede llevar a una inflamación crónica, que se asocia con diversas condiciones de salud como la artritis reumatoide y la enfermedad cardíaca.
Para mitigar estos efectos, es crucial implementar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga y la actividad física regular. Además, mantener una dieta equilibrada rica en antioxidantes y vitaminas, como la vitamina C y el zinc, puede fortalecer el sistema inmunológico y ayudar a contrarrestar los efectos negativos del estrés.